13/06/2025

Indira: «Nos vamos al aeropuerto porque tenemos pocas opciones»

En Cáritas Diocesana hemos querido dar voz a una de las personas sin hogar a las que acompañamos y que durante algún tiempo ha buscado refugio en estas instalaciones.

La semana pasada, los medios de comunicación informaban sobre la decisión del aeropuerto de Málaga de realizar controles de acceso a las terminales durante la noche. En Cáritas Diocesana hemos querido dar voz a una de las personas sin hogar a las que acompañamos y que durante algún tiempo ha buscado refugio en estas instalaciones. 

Indira es española, tiene 45 años y, como muchas otras personas, ha estado durmiendo en el aeropuerto de Málaga porque no tenía dónde ir. Actualmente reside en el Hogar Pozo Dulce.

 

Ella misma nos cuenta su experiencia:

«Llegué a Málaga a finales de noviembre tras tener que abandonar mi casa por problemas personales. En el aeropuerto conocí a una persona con bastantes problemas y decidí quedarme con ella para echarle una mano. Aunque al principio yo no tenía dificultades, poco después me quedé sin dinero y sin ingresos y entonces ya sí me tuve que quedar porque no tenía otro sitio donde ir. Con el tiempo, empecé a tener limitaciones físicas por una caída que me lastimó la columna, lo que hizo que ya no estuviese bien quedándome en el aeropuerto, por eso tuve que buscar otras alternativas.

Yo creo que el motivo de que tantas personas estén en el aeropuerto es que allí teníamos seguridad las 24 horas del día y no teníamos problemas para quedarnos allí. Además, las mujeres que tenían miedo dormían en el baño. Al final acabas conociendo a todo el personal del aeropuerto, de hecho, sigo hablando con ellos cada vez que voy. A mí, a los tres o cuatro días de estar allí, me paró la policía secreta, me pidió mi documentación y no tuve más problemas.

En cuanto a la comida, allí nos buscábamos la vida como podíamos. Sabíamos dónde dejaban los turistas las cosas que no querían o que no podían subir al avión, y así no era necesario buscar en la basura. Aunque hay muchos que sí rebuscan en la basura, especialmente los que tienen problemas mentales, que son parte de las personas que están allí.

Durante el tiempo que estuve allí, tuvimos que cambiarnos de sitio. Sin embargo, como no teníamos otro lugar al que ir, simplemente nos cambiamos de planta.

En el aeropuerto se juntan personas de todo tipo. Hay personas con problemas mentales, hay otras que no tienen esos problemas, pero no tienen otro sitio al que ir, también hay quienes tienen una pensión mínima pero no les da para buscarse la vida en otro sitio. Además, nos encontramos con las pocas opciones que hay, porque, por ejemplo, preguntas en el albergue y te dicen que no y muchas de esas personas no saben que pueden existir otras soluciones, aunque actualmente son muy pocas. Por eso es difícil salir de la situación, porque muchos no se dan cuenta de que tienen que salir a buscar soluciones y, además, por mucho que ellas se den cuenta, los sitios que hay en cada comunidad autónoma no son suficientes. Entonces, no es solo que ellas reaccionen, tiene que reaccionar el gobierno. Porque ni hay suficientes albergues, ni hay suficientes voluntarios. Hacen falta muchos más recursos públicos».