Noticia02/04/2024

Mambré, un nuevo hogar para la acogida e inserción de personas migrantes

En 2005 Cáritas Diocesana de Málaga pone en marcha un proyecto de inserción para personas inmigrantes fruto de la preocupación de la institución por la extrema situación de vulnerabilidad en la que se encontraban estas personas cuando llegaban a nuestra ciudad. En marzo de ese mismo año se abren las puertas de la primera vivienda que Cáritas destina a este fin y tan solo unos meses más tarde, en julio, se dispone un segundo piso para atender esta realidad. Desde entonces, se han dedicado grandes esfuerzos a procurar que estas personas tengan garantizada la cobertura de sus necesidades básicas y adquieran habilidades y conocimientos que les permitan mejorar su situación.

El pasado año, cuando las Hermanas Ursulinas decidieron generosamente ceder su vivienda de la barriada Palma-Pamilla a Cáritas con el deseo de que se convirtiera en un recurso de acogida para personas con grandes necesidades, se comienzan a dar los primeros pasos hacia la creación del Hogar Mambré, un nuevo recurso de acogida e intervención social con el que Cáritas quiere ofrecer una respuesta integral y más acorde a la realidad actual de las personas migrantes, situando el foco en su propia participación y protagonismo. Para su sostenimiento, además de los fondos propios de Cáritas, procedentes de la aportación de sus donantes, también se cuenta con el apoyo de una subvención concedida por el Excmo. Ayto. de Málaga.

Migrantes sin hogar

Aunque principalmente acoge a migrantes varones en situación de sin hogar con edades comprendidas entre los 21 y los 45 años, también pueden tener acceso aquellas mujeres con un hijo mejor de 10 años y que además tengan este mismo perfil.

Para Mª Rosa Gutiérrez, responsable del área de acción social y coordinadora de este centro, «Cáritas, que quiere seguir mejorando el servicio que presta a los más pobres y adaptándose a las nuevas realidades que se van creando, pretende con este nuevo espacio favorecer la autonomía y el desarrollo personal de los participantes». En la intervención que se realiza están muy presentes los principios de universalidad y fraternidad humana. También, como no podía ser de otra forma, destaca la responsable que el Modelo de Acción Social de Cáritas «es el gran referente porque apuesta por un acompañamiento donde la persona ha de tener un papel activo, participativo y protagonista en el proceso de hacer sociedad/comunidad».

Un espacio plural

El principal objetivo de Mambré es integrar a los acogidos en la sociedad desde un espacio plural donde puedan convivir en armonía personas de distintas nacionalidades. «No solo se pretenden cubrir las necesidades básicas sino ir a lo más hondo de la persona, a su plena integración en la sociedad», explica Pilar Delgado, técnico acompañante de este proyecto. Para atenderles, además del equipo técnico, contarán con el apoyo de un grupo de voluntarios que se encargará de acompañarles en las tareas en las que puedan necesitar apoyo: conocimiento del idioma, acompañamiento a citas médicas, orientación en la búsqueda de empleo, etc.

Pepe Montes y Mª Carmen Martel llevan desde el pasado mes de enero contribuyendo con la puesta en marcha del proyecto, conociendo a los primeros acogidos y estableciendo las rutinas básicas del día a día. «En tan solo unas semanas comenzaremos a formar equipo con otras personas que ya se han puesto a disposición de Cáritas para colaborar en esta iniciativa», asegura Pepe, que será el responsable de la coordinación del grupo. Entre todos velarán por crear una dinámica participativa y motivadora que anime a los participantes en su proceso de inserción sociolaboral.

Cáritas me dio la oportunidad

Ernesto tiene 23 años y es uno de los ocupantes de la casa. Desde Cuba viajó hasta Barcelona, donde durante tres años realizó un curso de cocina creativa, pero al no tener la residencia, decidió trasladarse a Málaga. «Cuando llegué a esta ciudad no tenía dónde quedarme, así que estuve viviendo en la calle durante cinco meses hasta que llegué a Cáritas. Ellos me dieron la oportunidad de formar parte de este proyecto y de seguir estudiando para poder conseguir un empleo».

Su sueño ahora es llegar a ser una persona independiente, conseguir un contrato de trabajo y salir adelante por sus propios medios. «Me siento muy agradecido y, de alguna manera, quiero devolver la ayuda que Cáritas me ha prestado, así que estoy ayudando en la cocina del Hogar Pozo Dulce como voluntario», asegura Ernesto.